Montar un negocio online: consejos para emprendedores sin experiencia

¿Qué voy a vender? ¿A quién se lo voy a vender? ¿Con qué modelo de negocio?
Por si no lo sospechabas todavía, ya te lo decimos nosotros: una tienda online no se monta en un mes. Y te lo decimos porque lo hemos intentado y, sencillamente, no se puede: hacer el estudio de mercado, dar con un modelo de negocio, encontrar proveedores, pedirles presupuesto, que te lo envíen, renegociar con ellos para que te salgan las cuentas, echar esas cuentas, contratar el proveedor de tecnología...
Vamos, por poder se puede, pero con pocas garantías  ninguna, si me preguntas a mí y arriesgando ese paro que estás pensando capitalizar.


El caso es que hemos querido dar un giro a cómo enfocamos los reportajes y hemos dado todos los pasos para montar una tienda nosotros mismos. Queríamos ponernos en el lugar de alguien que no tuviera experiencia en montar un negocio online para experimentar los mismos problemas que tú –si eres un experto en tiendas online, está claro que ya te sabes todo esto, así que esto no va dirigido a ti. ¿Y quién mejor que yo, un simpático periodista?
Mi idea ha sido seguir todos los pasos igual que los darías tú al querer montar una tienda online: darle vueltas a qué producto podría vender; ver de qué forma iba a conseguir ganar dinero; buscar y encontrar proveedores; testar los productos de esos proveedores; seleccionar los productos que finalmente se van a vender; hacer el estudio de mercado.. Bueno, todo eso y luego contrastar todos mis pasos con expertos para ver en qué he acertado y en qué he errado, para que tú des menos pasos en falso si montas una tienda online.
Y el producto es...
¿El primer paso?
 Ver qué producto voy a vender. Comienzo a darle vueltas a qué opciones se me ocurren para la tienda:
1.    Púas para guitarras. Porque había visto la idea en el extranjero buscando ideas de negocio para la sección de Oportunidades de la revista y porque me lo había comentado mi compañero Javier Escudero hacía poco. Javi había visto incluso una máquina que fabricaba púas.
2.    Mandiles para cocinar. Porque me encanta una tienda francesa que vende, eso, mandiles: MadameChoup.com. Se toman el mandil como un elemento de moda, con diseños propios (nada de meter un dibujo o imprimir una foto).
3.    Chubasqueros para montar en bicicleta. Porque están en el catálogo de una empresa estadounidense de ropa para mujeres ciclistas a la que le tenía echada el ojo para la revista.
4.    Lápices táctiles para tabletas. Porque había leído un artículo en el blog de la edición digital de la revista estadounidense de tecnología Wired Gadget Lab que consulto frecuentemente. Hablaba de un bolígrafo táctil alemán de calidad.
5.    Correas de seguridad para peques. Porque lo había visto en un episodio en televisión de Modern Family antes de que mi hija comenzara a andar y había pensado que era una tontería. Y ahora que mi hija anda, como que ya me parecen mejor idea.
¡Ya lo tengo!
Le doy vueltas a todas estas propuestas y al final me quedo con los lápices táctiles. La idea que me gusta más es la que he leído en Wired y lo leo ahora con nuevos ojos.
Siempre había pensado que había vida más allá de los productos de Apple y que productos para los usuarios de iPad hay para aburrir, pero no para el resto de tabletas y marcas.
El artículo en cuestión hacía referencia a un producto alemán: AluPen. Así que lo busco en Internet y les escribo a la dirección comercial para decirles que estoy interesado en convertirme en distribuidor. Al verlo, me recuerda a los plastidecor con los que jugábamos de pequeños y con los que ahora juega mi hija (básicamente, los mordisquea y si no estamos pendientes arranca pedazos y se los traga). Es un diseño original de la marca y es caro: 24,95 euros, sin IVA y sin gastos de envío. Bueno, ya tengo por dónde empezar. ¿Lo fabricarán también en China...
La idea, en una servilleta
“Voy a vender bolígrafos táctiles. Pero, ¿bolígrafos de primera calidad o me voy a precio y traigo producto de China con más margen?”
Esto es lo primero que apunto en una servilleta. No tengo claro nada más –ni qué producto, ni a quién se los voy a vender–, así que comienzo a darle vueltas. ¿Bolígrafos de primera calidad? ¿Bolígrafos de China? ¿Para ejecutivos? ¿Para artistas gráficos?  ¿Para niños?. Tengo claro que un negocio es un buen producto a un buen precio con alguien al otro lado dispuesto a pagar por él y todo ello a través de un canal que funcione.
 ¿Cómo consigo ese buen precio? ¿Dónde tengo que buscar?
¿Qué diría un experto?
Puesto que tengo claro que no me voy a poner a fabricar yo, tengo que encontrar fabricantes. Pepe Isabal, experto en comercio online de la consultora E-Tecnia, me comenta que “el gran problema que tiene el emprendedor es con el distribuidor. Es el que tiene la llave del negocio de una tienda online. Los márgenes del sector de la electrónica, por ejemplo, están machacados. Siempre han sido muy cortos. Entre un 4%–9%”.
“Si, en principio, esos distribuidores marcan una línea de precios, puede ser interesante. Otra cosa son las condiciones que te propongan. Tienes que ir distribuidor por distribuidor y preguntarles qué condiciones te marcan. A ti te pueden hacer un 5% de descuento y a una gran superficie un 40%...”, continúa. “Si, de partida, te indican que tienes que comprar 100 unidades... eso ya va a complicar las cosas para un proyecto modesto”, pone como ejemplo.

Tres modelos de negocio... ¿por cuál apuesto?
Vale, quiero vender lápices táctiles, pero ¿cómo? ¿Sólo lápices? ¿De alta gama? ¿Voy a precio? Después de realizar el estudio de mercado, en una servilleta (por aquello del cliché) escribo estos tres modelos, que cuando arranco con el proyecto son los únicos que se me ocurren:
MODELO A.  
Se llamaría www.tulapizdigital.com: se trata de una tienda de lápices táctiles y recambios de esos lápices a buen precio. Pienso en traer producto de China, coger 6-7 modelos y probarlos.
MODELO B. 
Abriría una tienda a la que llamaría algo parecido a www.bamboomanía.com. Es un modelo de tienda de marca–distribuidor. En este caso, de los productos de la japonesa Wacom. He buscado un producto de calidad en el mercado y me he encontrado con que la referencia es el Bamboo Stylus, y he pedido al contacto comercial que me explique cuáles son las condiciones para sus distribuidores. Puede tener sentido distribuir online este producto y otros de esta misma marca. Mi objetivo: clientes con alto poder adquisitivo y artistas gráficos.
MODELO C. 
El último modelo consistiría en vender accesorios para tabletas y dispositivos móviles y centrarlo en un nicho: los niños. La tienda que abriría sería algo parecido a www.babytablet.com, una tienda de productos táctiles para peques: bolis de colores, bolis para papás, leads para apps, fundas y protectores de pantalla. Incidiendo en la personalización de estos productos. La dificultad estaría en darlo a conocer, pero...
¿Qué diría un experto?
Contrasto con Isabal estos tres modelos de negocio. Este experto me comenta que “el modelo A no funcionaría al ser un único producto, con poca demanda. No tendría suficientes clientes como para hacerlo viable. Además, no tiene, en el fondo, suficiente margen”.
“El B se cae por los mismos motivos. El problema de estos dos modelos es que es un universo pequeño”, continúa.
El C, sin embargo, podría funcionar. ¿Por qué? “Hay un boom en la penetración de las tabletas en los hogares. Y el esnobismo de los padres se traslada ahora a los hijos. Funcionaría bien con estrategia de blogs y redes sociales”, señala. Además, quien tiene una tablet tiene un poder adquisitivo razonable.




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